Vida y Estilo

Gracias mi Piru, hasta que nos volvamos a encontrar

Piru: Siempre he creído que la mejor forma de honrar o destruir a alguien es por medio de los escritos porque perduran en la historia de la humanidad.

La mayoría de las columnas que he publicado las escribo a altas horas de la noche porque es cuando llega la inspiración, tu Piru siempre me inspiraste y me acompañabas en esos desvelos.

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Quién iba a pensar que este escrito, hoy en tu honor iba a estar rodeado del oscuro vacío que genera tu ausencia.

Sin más preámbulo Mi Piru esta es por ti.

8 de agosto 2022 inicie el día apurándome para hacer mis labores porque sabía que te tenía que llevar con el veterinario, madrugue más de lo habitual para poder cumplir con esa cita.

Ya estabas muy débil, te mirabas mal, pero tu mirada de alegría y amor era la misma que tenias desde que te conocí, sólo que mostrabas cansancio en tus ojos.

Fui a traer el carro de donde lo parqueamos y mi mamá te bajo, yo tenía que manejar, pero al cargarte para subirte al automotor no te despegaste de mí.

Por lo que me fui contigo de pasajero, un viaje de 15 minutos, con el pesado tránsito matutino duro hora y media.

Hora y media que te acurrucaste en mi y me abrazaste, yo iba tratando de consolarte diciendo que todo iba a salir bien, pero ahora me doy cuenta de que tú me estabas reconfortando, contándome que yo estaría bien a pesar de tu ausencia.

Así pues, transcurrió nuestra pequeña odisea, nuestro último viaje en vehículo, al llegar a nuestro destino ya casi no tenías fuerzas.

No pudiste pararte, por lo que te tuve que cargar, ya no pesabas nada, no eras mi tetuntona (gordita y grande), que como costaba cargarte, tu peso era ínfimo a comparación de lo que fuiste en tus mejores momentos.

Te llevé a la clínica siempre esperando lo mejor, el doctor nos dijo que nos fuéramos que iba a tardar, él nos llamaría para ir por tí, iba a hacer todo lo que estaba en sus manos para salvarte.

A las dos treinta y cinco P.M. nos llamó que fuéramos, llegué lleno de esperanzas, pero en el fondo sabía para lo que tú me ibas preparando en el viaje, este era nuestro último día juntos.

Al llegar sólo con la mirada del doctor yo ya lo sabía, tuviste un colapso de riñones e hígado, ya no había posibilidades, por más que lo deseara, suplicara o rezara.

Tuve que tomar la decisión más dura de mi vida, acabar con tu sufrimiento, ya no era posible hacer nada más.

Así mija el 8 de agosto del 2022 a las tres horas con veinticinco minutos de la tarde diste tu ultimo aliento viéndome a los ojos.

Sabías que no lo lograrías y aun así tu preocupación fui yo, tratabas de reconfortarme, hasta tu último aliento me diste todo tu amor y te preocupaste por mí.

Esa cruel enfermedad que vence a los guerreros más fuertes te ganó, ya habías vencido el cáncer una vez.

Luego volvió, ya a tus casi 14 años ya no eras la misma guerrera, ya estabas ancianita, pero aún así le diste batalla 3 meses, luchaste con todas tus fuerzas, sin perder la esperanza, ni la alegría de vivir.

Toda una heroína, yo no creo tener la fuerza ni las agallas de pasar por eso, lo más irónico era que tu preocupación siempre fue que estuviéramos todos bien, siempre fue darnos amor a mi mamá, mi papá, a tus hermanitos Canito, Gonzo y a mí, luego si quedaba tiempo te preocupabas por ti.

Tu partida me desgarró el corazón y se llevó parte de mi alma contigo, pero como tu siempre pensaste en todo, dejaste algo para que llenara el vacío que causaría tu partida.

Dejaste un sinfín de bellos recuerdos y anécdotas que enriquecen mi alma y que siempre sacarán una sonrisa en mi rostro en los momentos más difíciles.

Recuerdo cuando llegaste a la casa en el año 2009 cabías en mi mano, y eras más pulgas y lombrices que perrita, te llegue a quitar 23 pulgas, en un pusunquito de perrita, aun no entiendo como cambian tantas.

Tu primer año de vida fervorizaste con mi mamá, nunca te le despegabas de ella y dormidas en su barriga.

Si no estabas con ella estabas debajo de su cama y solo salías para comer, hacer tus necesidades, robarle los crocks a mi papá o morderme los pies, pasé un año con los pies llenos de costras por las heridas que hacían tus afilados dientecitos, por tal situación te ganaste tu primer apodo el monstruo bajo la cama.

También recuerdo que una de las tantas veces que te dejamos solita en la casa te robaste 2 plátanos, no sé cómo los pelaste y te los comiste, llegamos a encontrar al pusunquito boca arriba con la barriga hinchada y te costaba respirar, como no si los plátanos eran más grandes que vos.

Mi papá siempre te hizo el feo, tú hiciste todo en tus posibilidades para ganártelo, ¡y lo lograste!, recuerdo la primera vez que te cargó, pujaste tanto de la felicidad y tenías una cara de satisfacción, te sentiste realizada.

Recuerdo que siempre ibas en el carro con mi papá a traer a mi mamá del trabajo y luego más noche a traerme a mí a la universidad, recuerdo ver tu carita asomarse por la ventana del carro con aquella felicidad de verme, eras la Piru universitaria ibas a la U todos los días.

Tu primer regaño, empezaste a cojear y te hiciste la herida para que no te regañaran más, lo que era un regaño supiste convertirlo en carcajadas, siempre fuiste la Drama Queen.

Tu primer escape, te saliste del apartamento y nadie se dio cuenta, cuando reaccioné empecé a buscarte piso por piso, dejaste tu popo en 5 niveles, a mí me tocó recogerlo hasta que llegué al 3er nivel y te encontré, llorando estabas perdida.

Llegaste a ser la reina de la casa, luego mi papá osó llevar a tu hermanito el Canito, te enojaste tanto que pasaste babeando 3 días, hasta espuma te salía de la boca, luego lo llegaste amar tanto que eran inseparables.

No así cuando lleve a tu hermanito Gonzo lo amaste desde el inicio y lo adoptaste, tanto así que le dedicabas una hora todos los días para hacerle cariño y besarlo.

Hoy ellos están extrañándote acostados enfrente de la puerta esperando a que regreses, a veces vienen conmigo y sólo me miran, luego regresan a la puerta, yo sé que me están exigiendo que vaya por vos y te traiga, pero ya no puedo.

 Gracias por darme un pequeño espacio en tu cama para que yo pueda dormir, pues seamos realistas siempre fue tu cama, cuando te movía para acomodarme solo pujabas y refunfuñabas jajaja, extraño abrazarte al dormir.

Gracias mi Piru siempre diste todo de ti y nos amaste sin mesura, gracias por este tiempo me enseñaste a amar y me hiciste sentir amado.

Quien iba a pensar que un mes antes de tu cumpleaños numero 14 ibas a dar tu último aliento, te abracé hasta el final y te hice una promesa que es sólo entre nosotros, no tengas duda que la cumpliré, aunque me va a costar.

Me despido de ti, mi Piru niña, con un gran dolor, pero a la vez muy feliz y agradecido porque pasé casi 14 maravillosos años contigo.

Piru esta columna es en tu honor, hasta que nos volvamos a encontrar, ¡siempre estarás en mi corazón!

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Por Vladimir Alvarado.

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